Tuesday, March 22, 2022

EL EMPALME, RELEVO Y SUCESIÓN GENERACIONAL: UN ASUNTO CRUCIAL EN LAS JUNTAS DIRECTIVAS DE LAS ONG

 

EL EMPALME, RELEVO Y SUCESIÓN GENERACIONAL: UN ASUNTO CRUCIAL EN LAS JUNTAS DIRECTIVAS DE LAS ONG

 

 Por:

Luis Julián Salas Rodas

Sociólogo

Universidad Pontificia Bolivariana

 Especialista y Magíster en Ciencias Sociales

 Universidad de Antioquia

 Magíster en Ciencias de la Educación

 Universidad París XII

 Luijus34@gmail.com

 Twitter: @LluisJulianSalasR

 Blog en Google: Juntas Directivas ONG

 Medellín - Colombia


El objetivo del presente ensayo es el de analizar la conveniencia de tener políticas y criterios en el Gobierno Corporativo de una ONG que garantice, de manera permanente, el proceso de empalme y relevo generacional de los integrantes de su junta directiva, así como los inconvenientes de no hacerlo.

 Definiciones y enfoques

 Entendemos por empalme la acción de acercamiento e intercambio entre personas pertenecientes a distintas generaciones para traspasar el puesto en una junta directiva; por relevo el acto mismo del traspaso del puesto una vez retirado la persona mayor de la junta; por sucesión la continuación de un nuevo miembro que pasa a ocupar el puesto y desempeñar las funciones del anterior integrante de la junta.     

 Antes de entrar en materia es preciso y dilucidar tres conceptos relacionados con el empalme y el relevo; generación, Curso de Vida y ciclo de vida de las organizaciones. 

Dice el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española RAE que uno de las acepciones del término generación es:

 Conjunto de personas que, habiendo nacido en fechas próximas y recibido educación e influjos culturales y sociales semejantes, adoptan una actitud en cierto modo común en el ámbito del pensamiento o de la creación.  (www.dle,rae).

 Veinte años es el tiempo estimado que agrupa las personas de una generación.

 Las generaciones son la confluencia de factores biológicos, sociales y culturales que determinan cohortes de intereses y características comunes.  Son Los sicólogos sociales y los mercadólogos quiénes más han insistido en investigar esos intereses y características comunes, con el triple propósito de incrementar nuestros hábitos de consumo, hacernos gastar los ahorros y mantenernos endeudados; para ello nos han clasificado en cinco tipologías, así:

 Generación del silencio: nacidos entre 1925-1945

 Generación de los Baby Boomers: nacidos entre 1946-1964

 Generación X: nacidos entre 1965-1979

 Generación Y o Milenios: nacidos entre 1980-2000

 Generación Z o Centennials:  nacidos del 2000 en adelante

 (www.lavanguardia.com)

 Cada generación alberga y es depositaria de los logros y avances de las generaciones pasadas. Cada nueva generación hace rupturas simbólicas, culturales, políticas y sociales en el modo de concebir y convivir en el mundo. Cada generación hace aportes al saber, al conocimiento, a la civilización, a la ciencia, a la técnica, a la tecnología, a la mayor valoración de la vida, del medio ambiente. Son equivocados y no a lugar los juicios de descalificación que personas mayores de otras generaciones hacen sobre las nuevas generaciones, en el sentido de sentirse mejores, superiores en ética y moral. Ni mejores, ni peores, distintas, eso sí. Las generaciones hacen parte del entramado de relaciones interpersonales que constituyen una sociedad y es allí donde se encuentran y desencuentran en la familia, en el trabajo, en los espacios públicos, en las instituciones educativas, en los centros comerciales, hospitales, estadios, etc.

 Asociado al término de generación está el enfoque de Curso de Vida de las personas según la edad cronológica, así:

 Primera Infancia (0 – 5 años)

 Infancia (6 – 11 años)

 Adolescencia (12 – 18 años)

 Juventud (19 – 26 años)

 Adultez (27 – 59 años)

 Persona Mayor (60 años o más) (Envejecimiento – vejez)

 (www.minsalud.gov.co)

 Las personas de una misma edad o edad similar conforman los llamados grupos etarios, y suelen tener intereses, gustos, creencias y opiniones, también, similares. Los grupos etarios conforman, además, la pirámide poblacional y demográfica de una sociedad. A manera de ilustración, en la siguiente gráfica, podemos apreciar como ha cambiado la pirámide poblacional en Colombia en las últimas seis décadas:

  


    Como puede observarse la base de la pirámide se viene angostando en la medida que los grupos etarios correspondientes a la Primera Infancia e Infancia se han reducido, resultado del proceso de transición demográfica de 7 hijos por mujer en la década de los años cincuenta del siglo XX a 1.79 en 2019, por debajo, inclusive, de la reposición de la población que se estima en de 2.1 hijos por mujer. Esta inversión en la pirámide poblacional se refleja, paulatinamente, en una menor población infantil y juvenil y en un aumento de la población adulta y mayor. Se estima que la proyección de adultos mayores de 65 años en el año 2050 será del 21%, en la actualidad es de 9.1%., y de 34.4% al finalizar el siglo.  

El enfoque de Curso de Vida comprende desde el nacimiento hasta la muerte de las personas. El departamento de Cuidados Paliativos y Calidad de Vida del Hospital Infantil Federico Gómez de la Ciudad de México, dice al respecto:

 El enfoque del Curso de Vida, desde su concepción multidisciplinaria, pues se nutre de la demografía, sociología, historia, psicología, antropología, biología y epidemiologia para su formación conceptual. El enfoque da cuenta un complejo proceso de cambios en las trayectorias vitales de la población, derivados de eventos en el contexto social e individual de los sujetos, además que entrelaza el tiempo histórico y biológico para analizar la manera en la que estos configuran la manera de pensar, sentir y actuar. Por lo mismo, es fundamental para estudiar las etapas de desarrollo, desde la primera Infancia hasta la vejez.   

 El enfoque de Curso de Vida se utiliza para entender los cambios en la vida de la población, considerando sucesos de larga duración; es decir, sucesos que acontecen a lo largo de la vida con un calendario y una intensidad determinada por el proceso histórico que se vive y las condiciones propias de la población.  (www.scielo.org.mx).

 En la estructura organizativa de la teoría del desarrollo organizacional se trata el tema del ciclo de vida entendido este como:

 Un período de tiempo durante el cual la estructura atraviesa todas las etapas del desarrollo incluyendo: creación, crecimiento, madurez y decadencia. Estos cambios en el estado de la estructura se producen con una cierta periodicidad y frecuencia.

  El paso siguiente a la decadencia es la muerte, la liquidación definitiva de la organización, la cual puede evitarse si se lleva a cabo:

 Un cambio drástico de la estrategia junto con los cambios organizativos necesarios, puede hacer que la organización vuelva a la vida. El gerente debe considerar el uso de todos los recursos disponibles y centrarse en la dirección más rentable. Explorar las oportunidades de combinar con otras organizaciones para que el potencial existente pueda ser utilizado eficazmente con pérdidas mínimas. Conectar con nuevos mercados y embarcarse en cambios en el diseño de la organización.

(www.cesuma.mx).

 De acuerdo con las distintas etapas de la estructura organizacional la junta directiva debería ir ajustando la composición de sus integrantes según los retos, desafíos y nuevas competencias. Los miembros de la junta fundacional no siempre están suficientemente cualificados para responder a los requerimientos que exige las etapas de crecimiento y madurez. No siempre se obra en ese sentido y los miembros de la junta fundacional continúan siendo los mismos en las otras etapas de la estructura organizacional.

 Las organizaciones: creación humana

 organizaciones son creadas por las personas y son ellas las que determinan su estructura, funcionamiento, composición, expansión, crecimiento y cultura, si bien el contexto también las influye y condiciona. Al igual que sucede con las personas el paso, inexorable, del tiempo, que no puede detenerse, determina, también, las etapas del ciclo vital de las organizaciones. Las organizaciones adquieren una vida y dinámica propia. El tiempo y su paso es, pues, un factor decisivo a tener muy en cuenta en las decisiones de empalme, relevo generacional y sucesión tanto en las organizaciones como en sus juntas directivas. 

 Rol de las generaciones en las juntas directivas    

 De acuerdo a la tipología de generaciones, en la junta directiva de una ONG podemos encontrar en su composición representantes de varias generaciones o no. ¿De qué depende? De varios factores: de la antigüedad de la organización; de una cohorte homogénea de personas, en edad, fundadoras de la organización; de una política cerrada de acceso a nuevos miembros; o de una política abierta al ingreso de personas de distintas generaciones. 

 ¿Qué conviene más a una junta directiva? ¿Una junta directiva donde sus integrantes pertenecen todos a una misma generación, que tienen la calidad de ser socios/as fundadores y que han hecho parte de su creación, crecimiento y madurez de la organización? ¿O una junta directiva que permite el encuentro, las relaciones y la comunicación de personas de distintas generaciones y género? Cuando todos los integrantes comparten unos mismos principios, valores y actitudes podría decirse que esta homogeneidad favorecería el entendimiento, la toma de decisiones y los acuerdos. En principio así es, pero dicha junta carecería de la riqueza que proporciona la diversidad, la heterogeneidad, la pluralidad de opiniones, de, experiencias, de experticias de personas de distintas generaciones.

 Una forma de garantizar la participación y el encuentro generacional en una junta directiva es la de introducir en los estatutos una norma específica de rotación y permanencia de sus integrantes que regule el número de períodos en que se pueda permanecer y tener que retirarse. Por ejemplo: dos períodos continuos, un período por fuera y luego, si lo desea, volver a la junta. Otra medida es la de crear un comité de nominación de nuevos candidatos/as para cubrir las vacantes de la junta ya sea por renuncia o muerte. Este comité tendría como guía de trabajo las consideraciones y criterios de un perfil deseado de miembros según la etapa del ciclo vital de la organización y el direccionamiento estratégico. Estas medidas, si se implementan, permitirían un cambio ordenado de empalme, relevo y sucesión generacional en la composición de una junta directiva, pero, desafortunadamente son la excepción y no la regla en el sector de las ONG colombianas que no tienen procesos formalizados en este sentido. Y cuando ocurre la vacancia de un miembro se acude a conocidos o amigos de manera circunstancial e improvisada.

 Las ONG de origen familiar tienen características particulares frente a otros tipos de ONG. Allí la mayoría de los integrantes de la junta directiva están emparentados por lazos de sangre o afinidad y el empalme, relevo y sucesión se efectúa atendiendo a la dinastía familiar. Y no siempre este proceso está exento de dificultades, en especial cuando la generación fundadora se resiste a traspasar el control de la junta y la organización a la otra generación, o cuando ésta propone cambios en la dirección y orientación de la ONG y la generación fundadora se resiste al cambio. En estos casos la disputa y los conflictos entre familiares de distintas generaciones, si no se tramitan y resuelven en forma adecuada, puede hacer fracasar el empalme y el relevo generacional.  

 La importancia de seleccionar y elegir bien a los integrantes de una junta directiva

 De la misma forma rigurosa como la junta directiva selecciona y elige al director/a ejecutivo/a, y éste o ésta selecciona y elige a su equipo base de profesionales y empleados, así debería ser la selección, elección e inducción de un nuevo integrante de la junta. Allí deben estar las personas más preparadas, competentes, responsables y dispuestos posibles y no aquellas que dijeron si al primer llamado o ante la insistencia del presidente/a de la junta. Graves son las consecuencias de tal proceder para la buena marcha y funcionamiento de la junta. Un miembro así elegido no llega motivado, con deseos de aportar, no asume, a conciencia, las responsabilidades y compromisos del encargo fiduciario depositado en el o ella, y termina asumiendo una posición pasiva en las reuniones de junta directiva.

 Los riesgos de la reelección indefinida y que hacer con los miembros mayores que no quieren retirarse a tiempo

 La reelección indefinida, la perpetuidad en el cargo conlleva varios riesgos en una junta directiva: el autoritarismo, la inercia, la rutina, la autocomplacencia, el conformismo, el conservadurismo, la falta de innovación, de creatividad, el creerse “dueños” de la ONG, la ausencia de evaluación de desempeño tanto individual como grupal, y la resistencia al cambio. La reelección indefinida de los integrantes en la junta obra como una forma indebida de blindarse, de alejar temores ante la posibilidad de perder el control y el poder absoluto tanto de la junta como de la organización; así acudiendo a la solidaridad de cuerpo se resisten al cambio. Riesgos que pueden evitarse si se incorporan, y se cumplen, en el Código de Gobierno Corporativo disposiciones de empalme, relevo y sucesión.

 Suele darse en las juntas directivas la permanencia prolongada de socios/as fundadores/as que han envejecido perdiendo facultades cognitivas que les impiden participar y aportar. ¿Qué hacer con estos integrantes? Esta incomoda situación ocurre, sobre todo, en las juntas que no han incorporado en sus estatutos la norma de la rotación y permanencia. Estas personas han generado un vínculo afectivo y emocional con la organización y en sus años activos contribuyeron, sin duda, a su crecimiento y fortalecimiento. La salida digna es nombrarlos miembros honorarios y facilitar un proceso de empalme intergeneracional entre ellos/as y los nuevos miembros más jóvenes. De esta manera no se atenta con la dignidad humana de los miembros mayores y se pueden retirar sin resentimientos y con el agradecimiento de los demás integrantes de la junta por sus servicios prestados durante tantos años a la organización.

 La reelección indefinida versus la gobernabilidad democrática

 Anotábamos que uno de los riesgos latentes de una junta directiva de reelección indefinida de sus integrantes y de su presidente/a es el de establecer un estilo de presidencia autocrática en la conducción de la junta, estilo de conducción que no propicia la participación activa, la comunicación, la libre expresión de ideas, conceptos y argumentos entre los integrantes. 

 La gobernabilidad o gobernanza, en las ONG, es la capacidad real que tiene la junta y la dirección ejecutiva de tomar decisiones y de hacer efectivas, de cumplir con las políticas, lineamientos y órdenes necesarios para el cumplimiento de la misión y el objeto social de la organización.  La gobernabilidad tiene dos acepciones: la autoritaria y la democrática. El autoritarismo, que no la autoridad, es una forma de relación humana de ejercer el poder que impone a los otros el acatamiento, la sumisión, la obediencia incondicional a una voluntad superior. La democracia, por el contrario, implica establecer acuerdo de voluntades en libertad, en diálogo, concertación, aceptación de las diferencias, no de la desigualdad, acatamiento de las decisiones y la voluntad de las mayorías, respetando los intereses de las minorías.

 Aún persisten ONG con predominio de un estilo de conducción y ejercicio autoritario del poder, tanto al interior de la junta como en la dirección ejecutiva. El mal, el riesgo en que incurren es el de la apropiación indebida por parte de una persona o grupo de personas del control absoluto de la organización. Bajo una pretendida vocación de servicio altruista a la comunidad se agazapan las ansias de figuración, de reconocimiento social, de elevar el estatus social. Apropiación que instala un poder excluyente, coercitivo, que impide el relevo y la sucesión, el cambio en las instancias directivas. Asambleas y juntas donde solo se escucha la voz del presidente/a, del director/a ejecutivo/a y callan la de sus integrantes. Una ONG con gobernabilidad democrática es aquella donde los miembros de la asamblea puedan tener, todos y todas, la oportunidad, si así lo desean, no solo de elegir sino de ser elegidos como integrantes de la junta directiva y, también, de la presidencia.

 Y cierto es que existen exitosas y renombradas ONG de estilo autocrático, tanto en la presidencia de la junta como en la dirección ejecutiva, pero esas no son el paradigma a seguir en un Estado Social de Derecho que promueve los valores de la democracia, de los derechos humanos y la participación ciudadana en los asuntos públicos. Se puede ser una ONG exitosa, reconocida y renombrada bajo los principios y lineamientos de la gobernabilidad democrática. (Para una ampliación de este tema ver el siguiente blog en Google: ONG y Gerencia Social:  la gobernabilidad democrática en las juntas directivas de las ONG).      

 La validez de la prueba ácida y la trampa del fundador

 La prueba ácida de la sostenibilidad, de la permanencia en el tiempo de una ONG, en este caso, es que fallecidos sus fundadores/as la organización continua y no perece con ellos/as. Si se debilita, si perece es porque los fundadores/as no hicieron bien las cosas, no pensaron, ni tomaron decisiones para que esa situación extrema no ocurra. Ya lo escribimos al principio del ensayo, el paso del tiempo no solo afecta a las personas sino, también, a las organizaciones. En general las organizaciones se crean con el objetivo de perdurar en el tiempo, no son proyectos temporales, con un principio y fin determinado. El fundador/a principal de la ONG, su líder, es una persona con carisma, que motiva, concita y logra los recursos necesarios y la asociación de otras personas que lo acompañan y comparten su misión, visión y principios. ¡Y está muy bien que así sea! El problema que puede ocurrir, y de hecho muchas veces ocurre, es lo que yo llamo la trampa del fundador. ¿En qué consiste tal trampa? En que se establezca, de forma inmodificable, el culto a la personalidad del fundador/a y, por ende, a la misión original. Culto que impide ir haciendo los cambios en la medida que el contexto y las problemáticas de la sociedad demandan. Culto que instala y justifica la resistencia al cambio, a reformular la misión, el objeto social, las metodologías de intervención y la introducción de nuevos programas y proyectos. Culto que por lo general viene asociado con un estilo autocrático y antidemocrático en el manejo de la junta directiva por parte del inamovible presidente/a fundador.  directivo Un antídoto para no caer en esta nefasta condición es la vinculación de nuevos integrantes, de nuevas generaciones distintas a los fundadores/as que traigan aire fresco, nuevas ideas y propuestas a tono con los requerimientos del   contexto presente y futuro. Si el fundador/a y sus compañeros se encierran, frenan y no permiten el empalme, el relevo y la sucesión, la organización creada con tanto ímpetu y entusiasmo no pasará la prueba ácida del paso del tiempo y no solo decaerá, sino que perecerá.

 ¿Por qué hay que incorporar la evaluación de desempeño para los integrantes de la junta directiva de una ONG en el proceso de empalme, relevo y sucesión generacional?             

 La evaluación de desempeño, tanto individual como grupal, de los integrantes de una junta directiva de una ONG debería ser una práctica periódica y obligatoria de la cultura organizacional. Solo evaluando, monitoreando y haciendo seguimiento a indicadores, como es posible detectar los problemas, los obstáculos, las dificultades que impiden realizar, con eficacia, eficiencia y efectividad, las funciones, los compromisos y responsabilidades de los miembros de junta. Es evaluando, no hay otra forma, cómo se logra el mejoramiento continuo del desempeño de su encargo fiduciario. Desafortunadamente, también, no es ésta una práctica generalizada en las juntas directivas de nuestras ONG, donde se piensa que como los integrantes son voluntarios/as ad-honorem no los obliga someterse a ser evaluados. Gran error. Garrafal omisión. Si se considera que en una ONG es la junta directiva quien la gobierna, quien define y traza el Direccionamiento Estratégico, quien supervisa, asesora y acompaña a la dirección ejecutiva en su gestión social, administrativa y financiera, no puede cumplir a cabalidad y con aciertos estos compromisos sino acata y hace cumplir las conclusiones y recomendaciones de la evaluación de desempeño, tanto individual como grupal.

 La evaluación de desempeño individual es ante todo una autoevaluación; autoevaluación que implica ser honesto consigo mismo en las respuestas y así formarse un juicio personal, un balance, hacer un acto de contrición, que le permita decidir, a conciencia y en libertad, si está o no en condiciones de mejorar, de cambiar, de continuar como miembro de junta o de renunciar, de dar un paso al costado y posibilitar que lleguen otras personas a reemplazarlo. Es esta una de las ventajas que trae aplicar, con rigor, la evaluación de desempeño en una junta directiva.

 Conclusión. El empalme, el relevo y la sucesión generacional en la junta d no es. pues, un asunto menor, es, al contrario, un asunto crucial para garantizar la sostenibilidad y la perdurabilidad de la organización en el tiempo. No hacerlo afecta y pone en riesgo tanto a la junta directiva como a la organización. Estos tres pasos y momentos deben estar incorporados, y hacerlos cumplir, tanto en los estatutos como en el Código de Gobierno Corporativo.

 Juntar canas con ganas, así en forma literal, es una de las claves que permite a una junta directiva la conjunción, el encuentro, el intercambio productivo del conocimiento, experiencias y vivencias de las personas mayores con el entusiasmo, las ideas y propuestas innovadoras y de cambio de las personas más jóvenes. La mayor riqueza de una junta directiva no reside en la homogeneidad generacional de sus integrantes sino en la composición diversa de varias generaciones, que, mediante la observancia de los principios de la gobernabilidad democrática, de la libre opinión de las ideas, del diálogo, de las conversaciones, de los debates, de la construcción de consensos y del respeto a los disensos. El encuentro generacional así entendido cierra brechas, vence la resistencia al cambio,  al tiempo que despeja los temores e incertidumbres del empalme, el relevo y la sucesión en la junta directiva.