Tuesday, September 07, 2021

¿DEBEN O NO LAS ORGANIZACIONES NO GUBERNAMENTALES, ONG, REMUNERAR A LOS MIEMBROS DE SUS JUNTAS DIRECTIVAS?

¿DEBEN O NO LAS ORGANIZACIONES NO GUBERNAMENTALES, ONG, REMUNERAR A LOS MIEMBROS DE SUS JUNTAS DIRECTIVAS?

Por:
Luis Julián Salas Rodas

Sociólogo
Universidad Pontificia Bolivariana
Especialista y Magíster en Ciencias Sociales - Universidad de Antioquia
Magíster en Ciencias de la Educación - Universidad París XII
Luijus34@gmail.com
Twitter: @luisjulianSalasR
Blog en Google: juntas directivas ONG
Medellín – Colombia
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    El Sector Social, en Colombia y otros países del mundo, también llamado Sector no Lucrativo o Tercer Sector, el Primer Sector: el Estado y el Segundo Sector: la Empresa Privada, está conformado por miles y miles de entidades sin ánimo de lucro, ESAL, bajo las figuras jurídicas de fundaciones, corporaciones y asociaciones. La misión, el objeto social de estas entidades es el de contribuir al desarrollo humano y social de las familias, colectivos y comunidades más vulnerables y de escasos recursos; trabajo que realiza por cuenta propia o en alianza con organizaciones del Estado o del Sector Empresarial.

    Una característica de las ONG es qué a diferencia de las organizaciones del Sector Empresarial, es que no las anima el lucro ni reparten excedentes a sus miembros. Otra característica es la de motivar, convocar y vincular a personas como voluntarios en la realización de programas, planes y proyectos. El carácter de voluntario implica la no remuneración por el tiempo, el aporte de conocimientos. Experiencias y movilización de recursos a la ONG a la que pertenece. En la mayoría de ONG la gestión y acciones de los voluntarios/as son de complementarias y de apoyo a la dirección ejecutiva y al equipo de profesionales, sin tener responsabilidades directas con las tareas misionales.

    Los socios y socias de una ONG hacen parte de la asamblea general y son elegidos designados a hacer parte del consejo o junta directiva conservando la atribución de voluntario/a en el desempeño de dicho rol y funciones. Ese ha sido el paradigma hegemónico en las instancias de autoridad y de poder que surgió del modelo de las primeras ONG de tipo asistencial en el Sector Social donde el modelo de gestión era el de dar, sin contraprestación alguna, bienes y servicios a una población beneficiaria en situaciones de pobreza y marginalidad. En estas ONG aun no contaban con personal remunerado y por tanto eran el cuerpo de voluntarios/as los que se encargaban del trabajo. En esos tiempos donde prevalecían las entidades de asistencialistas y de beneficencia los ingresos operacionales eran obtenidos, en su mayoría, por donaciones, legados, herencias y de colectas públicas. así como por donativos gubernamentales. Muchas de estas ESAL fueron creadas por la iglesia católica, comunidades religiosas y empresarios filántropos. Y no fueron pocas de estas ESAL que lograron crear y mantener importantes patrimonios generadores de ingresos destinados a financiar sus obras sociales.

    Hoy en día el panorama y la sostenibilidad de las ESAL es muy distinto al de hace varias décadas. Siguen existiendo, como no, entidades de asistencia y beneficencia, pero ya no son la mayoría. Hoy el Sector Social es mucho más numeroso, diverso y complejo: se cuentan por miles las fundaciones, corporaciones y asociaciones con muy distintos objetos sociales y misiones cuya operación y sostenibilidad en el tiempo no esta asegurada, como en el pasado, por donaciones caritativas y filantrópicas, sino contrataciones con el Estado y entidades de la cooperación nacional e internacional. En Colombia la Constitución Política de 1991 prohibió los llamados auxilios parlamentarios y de toda índole a las ESAL, quedando como única vía de obtención de recursos públicos la contratación con las entidades del Estado y los entes territoriales. Además la legislación equiparó las responsabilidades y obligaciones de los miembros de juntas directivas de las ESAL a las mismas de los miembros de junta directiva de las empresas comerciales (Ley 222 de 1995), y estableció para las ESAL un Régimen Tributario Especial, a cargo de la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales DIAN, con el propósito de regular la destinación en el manejo de sus ingresos, egresos y excedentes para la obtención del no pago por renta, regulación independiente del que ejercen los departamentos y el Distrito Capital de Bogotá en cuanto al control, inspección, vigilancia y sanción de las ESAL.

    A pesar de todos estos cambios en el entorno político, económico y normativo de las ESAL, estas continuaron con muchas de las prácticas instaladas desde la época del predominio de las entidades asistenciales y de beneficencia como el de no retribuir económicamente a los miembros de las juntas directivas por su vinculación y participación en sus sesiones ordinarias y extraordinarias por la calidad de voluntarios/as. La no remuneración implicaba, de entrada, que la exigencia por mayores compromisos y responsabilidades del presidente/a de la junta directiva a los integrantes era mínima o inexistente dado que era el miembro de junta el que resultaba haciendo el favor de su voluntad tanto a ella como a la ONG. En otras palabras, se establecía una relación de desventaja y de agradecimiento sumiso de la entidad a los miembros de la junta por el tiempo y el favor recibido, dando origen al “ruego institucional” para el no retiro y permanencia de los miembros en la junta directiva. Una situación de lamentable indignidad; sin embargo, no hay que desconocer que se daba, también, miembros de junta responsables, dedicados y comprometidos en el desempeño de su rol y funciones. En esa época no existía la necesidad, la conciencia, la exigencia de evaluar el desempeño, individual y grupal, del desempeño de los miembros de las juntas directivas. Se partía del principio que cualquier aporte, que cualquier “granito de arena” que se diera era suficiente dándose por bien recibido para la obra social. Eran otros tiempos, otras las prácticas, las costumbres, y otros los requerimientos personales e institucionales a consideraren la gestión social.

    Al contrario de lo que implica ser voluntario/a en un país como Colombia, donde generalmente los voluntarios/as anteponen circunstancias y excusas de índole personal, familiar y laboral para no asistir a las reuniones programadas de junta directiva, ausencias muchas veces notorias y prolongadas, en los Estados Unidos, por ejemplo, el carácter de voluntario/a en una ESAL implica un compromiso, dedicación y responsabilidad igual, o más, a la de un empleado remunerado y con contrato laboral. Allí es común la existencia, en las ESAL, de Comités de Nominación de Voluntarios cuya tarea es contactar y recibir solicitudes de personas que manifiestan su deseo de vincularse y participar como miembro pleno y activo de la ESAL. Dicho Comité pone a prueba, durante un año, por lo menos, los candidatos/as, les asigna tareas especificas y le pone metas de consecución y movilización de fondos para la organización y por ello son evaluados. Aceptados o rechazados, para su postulación como integrante o no de la organización. En nuestro medio la mayoría de las ONG no tiene establecido un perfil con las competencias, conocimientos, experiencia y relacionamiento para el ingreso de personas a una junta directiva. Los criterios que se siguen teniendo en cuenta son los del “amiguismo”, el simple deseo de pertenecer a una junta directiva porque se dispone de unas horas libres, porque el hacer parte de ella le confiere algún estatus, o por “exculpar la malas conciencia”. Los requerimientos, metas y retos que el entorno actual impone a las ESAL para garantizar la permanencia y sostenibilidad en el tiempo cambios de fondo en la estructura, composición y funcionamiento de las juntas directivas de las ESAL. Ya pasó el tiempo de las juntas protocolarias que ningún valor agregado generaban a la organización, que eran un pesado lastre, una especie de rémoras anacrónicas, parásitas.

    Desde hace alrededor de unos veinte años se viene hablando y desarrollando desde los sectores empresariales de muchos países la necesidad de dotar a las organizaciones de robustos Códigos de Gobierno Corporativos que crean y mantengan la confianza entre todos los estamentos e involucrados de la organización. ¿Qué se entiende por Gobierno Corporativo?:

    El Gobierno Corporativo es un sistema por el cual las empresas son dirigidas y controladas, y de esta misma forma la estructura con la que se maneja la organización nos permite saber cuales son los derechos y responsabilidades de los diferentes personajes que participan en la empresa. Como llegan a ser la dirección, la gerencia, los accionistas, los empleados y las diferentes personas que tengan algún interés en la empresa. Por mencionar algunas ventajas se tiene la posibilidad de establecer objetivos y procedimientos con los cuales se lleva a un mejor funcionamiento organizacional

http//Catarina.udiap.mx/u_dl_a/tales/documentos/Icp/lagar_m_a/capitulo1.pdf

Parte fundamental de todo buen Gobierno Corporativo es contar con una exitosa, comprometida, responsable y eficiente junta directiva, con miembros diversos en cuanto a orígenes, profesión, estudios especializados, experiencia, edad, género, conocimiento de la misión institucional y capital relacional. Para el logro y exigibilidad de tantas capacidades, competencias y de retención de dichas personas, las empresas remuneran, ya sea con salario, honorarios o bonificaciones, a los integrantes de la junta. El pago regular, de acuerdo al tamaño, complejidad, activos e ingresos de la organización, no solo es un incentivo, una justa compensación por el tiempo y el trabajo efectuado, sino que, además, es un medio para exigir resultados tangibles comprobables mediante procesos de autoevaluación individual grupal y externa. Desde hace tiempo existen ya en las empresas miembros de junta en calidad de profesionales independientes y a tiempo requerido. De esta la junta directiva puede responder a los requerimientos y expectativas que el Código de Gobierno Corporativo, aprobado y vigente, espera de ella.

De mucha conveniencia y utilidad para las ESAL del Sector Social son la adopción, y ajuste respectivo, de varias herramientas y buenas prácticas del Sector Empresarial como: el Código de Gobierno Corporativo, el reglamento interno de junta directiva, la elaboración de un perfil de sus miembros, el mapa de riesgos, el manual de crisis, las pólizas de responsabilidad civil y pago a los miembros de junta. No son sostenibles en el tiempo ya ONG que siguen esperando ser receptoras de donaciones, de personas naturales o de ONG de segundo piso para poder realizar tanto la gestión social como para asumir los costos y gastos de la gestión administrativa y laboral. El funcionamiento institucional precario que por dicha circunstancia se deriva conlleva a la quiebra y liquidación de la ONG. Para seguir vigente y sostenible las ESAL deben diversificar su portafolio de proyectos y servicios para generar tanto ingresos operacionales como no operacionales, de distintas fuentes, que les permitan generar excedentes y fortalecerse patrimonialmente. Debe ser rentable tanto en lo social como en lo económico.

Se dice que toda regla tiene su excepción. Hay ONG que tienen excelentes juntas directivas conformadas por voluntarios/as dedicados, responsables, estudiosos y comprometidos con la misión y los programas de la organización y que desempeñan sus funciones ad honorem. Es cierto, como lo es también las nuevas realidades del entorno, de las que ya tratamos, que están obligando a las ONG a afrontar nuevos desafíos desde muy diversos frentes en medio de un contexto no habilitante, incierto y amenazador. De allí que requieran tener las personas más idóneas, capacitadas, competentes y comprometidas. El incluir en el presupuesto y remunerar a los integrantes de sus juntas directivas con un pago, así sea simbólico de un salario mínimo mensual, es un aliciente que contribuye a una mejor gestión y resultados de la junta directiva en beneficio de toda la organización.

La respuesta, inequívoca y rotunda, a la pregunta de si las ONG deben remunerar o no a los miembros de sus juntas directivas es: Si.

Thursday, September 02, 2021

¿Cuál es el impacto de una excelente junta directiva en las organizaciones sociales?

 ¿Cuál es el impacto de una excelente junta directiva en las organizaciones sociales?

Conversatorio

(10 de agosto de 2021)

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Saturday, June 26, 2021

GOBIERNO CORPORATIVO EN ONG CON LUIS JULIÁN SALAS Y AURELIO VÉLEZ

 GOBIERNO CORPORATIVO EN ONG 

CON: 

LUIS JULIÁN SALAS Y AURELIO VÉLEZ


(((AL AIRE))) Estamos con Luis Julián Salas Rodas experto en Ciencias Sociales y Aurelio Vélez experto en Mercadeo y Empresas de Familia, hablando sobre ONG, su importancia, creación y gobierno corporativo.

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Monday, May 03, 2021

CRITERIOS Y PASOS PARA LA ELECCIÓN ACERTADA DE UN(A) DIRECTOR(A) EJECUTIVO(A) DE UNA ONG.

CRITERIOS Y PASOS PARA LA ELECCIÓN ACERTADA DE UN(A) DIRECTOR(A) EJECUTIVO(A) DE UNA ONG.

Luis Julián Salas Rodas
Sociólogo
Especialista y Magíster en Ciencias Sociales
Magíster en Ciencias de la Educación
juntasdirectivasong.blogspot.com
Luijus34@gmail.com
Twiter: @LuisJulianSalas
Medellín - Colombia


    La junta directiva, también denominada Consejo de Administración, es la instancia, el estamento que tiene a su cargo la toma de decisiones más importantes en una ONG entre ellas el nombramiento del presidente(a) de la junta y el director(a) ejecutivo(a). De su acertada o equivocada decisión va a depender no solo su adecuado y normal funcionamiento sino, también, el de la organización.

    El proceso de elección de un nuevo director(a) directora(a)ejecutivo(a) se inicia con la renuncia, el fallecimiento o el despido de quien hasta entonces ha ejercido dicho cargo.  Si la organización cuenta con un Código de Gobierno Corporativo este contempla los criterios y el procedimiento que debe de seguir la junta directiva para elegir un nuevo(a) director(a) ejecutivo(a). Si ya ha establecido que la sucesión se realizará con candidatos internos, entonces, el proceso de elección se hace más fácil y expedito. Si el Código no contempla e indica nada al respecto se debe, en consecuencia, empezar la búsqueda del sucesor (a) con candidatos externos o internos. En estos casos lo primero que toca hacer es construir un perfil con las características deseables de nuevo director o directora. Entre más características deseables reúna más opciones tiene de ser elegido(a).

    En la actualidad se suele acudir a los servicios de una firma caza talentos para facilitar a la junta directiva la búsqueda y la selección del nuevo director(a), pero es la junta la que debe definir y ponderar cuales son las características deseables, las capacidades, las competencias, los criterios esenciales del perfil a establecer. A continuación, se señalan algunos criterios generales a considerar:

  • Una solida formación social y humanística. Las ONG tienen como objetivo superior la concreción de los valores de la solidaridad, la cooperación y la asociación para propiciar cambios positivos y transformaciones en la vida de las personas, familias, grupos y comunidades de la sociedad. Su misión, a diferencia de las organizaciones del sector empresarial no es la de acumular riqueza, ni la de generar utilidades para sus propietarios. En vez de utilidades lo que se genera son excedentes económicos los cuales tienen que ser revertidos en el funcionamiento de la organización y en beneficio de la sociedad. Es un requisito sine qua non que el nuevo director(a) posea una sólida formación humanística refrendada por sus títulos académicos de pregrado y posgrado.  Esta formación es la que le permitirá no perder el foco de la pertenencia de la ONG en el sector social y de los principios y valores que enmarcan el que hacer de estas organizaciones respecto al Estado y al sector empresarial.
  • Formación complementaria en administración, finanzas y talento humano. Tan importante como la gestión social es la gestión es la gestión administrativa, financiera y de talento humano por cuanto el buen funcionamiento de esta área es la que posibilitara el cumplimiento y resultados misionales de la organización. El nuevo director(a) no necesita ser experto en estos temas, pero si tiene que tener un conocimiento básico de dichas materias para poder entender y comunicarse con el personal profesional de estas disciplinas. Deseable que haya hecho cursos y talleres, y tanto mejor si acredita formación académica complementaria.
  • Reconocida y comprobada reputación ética y moral. El director(a) ejecutivo(a) no solo obra como su representante legal ante el Estado y la sociedad. Es también la imagen, la figura pública con que las personas van a identificar, a asociar la entidad. No puede ser alguien con cuestionamientos públicos en su reputación ética o moral que llegue a afectar la reputación de la organización. Este criterio no puede soslayarse o subvalorarse en el proceso de selección. De ahí que sea tan importante la consulta de referencias personales.  Profesionales y laborales de los candidatos(as) al cargo por parte de la firma cazatalentos..
  • Pensamiento estratégico y orientación a logros y resultados.  La junta directiva en pleno tiene la tarea de elaborar el direccionamiento estratégico de la organización, de hacerle seguimiento, monitoreo y evaluación permanente. El director(a) ejecutivo(a) junto con el presidente(a) son los responsables directos de que se cumplan los objetivos formulados en la estrategia aprobada por la junta directiva.  El ser poseedor de una mente de pensamiento estratégico y de orientación al logro y resultados hará más fácil el cumplimiento de esta tarea.
  • Facilidad de palabra, de redacción y de argumentación.  El director(a) es quien lleva la vocería de la organización en los eventos públicos donde es invitado o convocado. Es deseable que no tenga limitaciones o inhibiciones para hablar en público. Deseable, también, que tenga facilidad de escribir y argumentar ideas, conceptos y opiniones en diferentes escenarios y públicos.
  • Capacidad de manejar el disenso y de propiciar consensos. Tanto en las conversaciones con los miembros de la junta directiva como en las conversaciones con su equipo de trabajo son inevitables la expresión de disensos, de opiniones diferentes y encontradas sobre los temas inherentes a la marcha de la organización y las agendas de trabajo. El director(a) debe permitir el debate libre y respetuoso de las ideas sin llegar a imposiciones o descalificaciones, disensos y consensos son necesarios en toda conversación.
  • Experiencia laboral en cargos afines o de coordinación de proyectos sociales.  No solo la formación académica en ciencias sociales y humanas y en áreas complementarias son indispensables, sino que la experiencia profesional, acreditada, es también muy importante en el perfil del nuevo director(a) a vincular. El haber laborado en ONG o en organizaciones sociales de la sociedad civil le proporciona un conocimiento de la naturaleza y el contexto en que se desenvuelven estas organizaciones. Conocimientos y experiencias que harán más fácil la fase de inducción posterior a su elección.
  • Conocimiento del sector social y relacionamiento con el Estado y el sector empresarial y las comunidades.  La gerencia social de una ONG implica el trabajar en alianza, en convenios, uniones temporales y en cooperación con otras organizaciones de la sociedad para el logro tanto de la misión como de los resultados de los planes, programas y proyectos formulados en desarrollo de la estrategia organizacional.  Si el o la aspirante al cargo de la dirección ejecutiva es poseedor de un capital relacional adquirido por su trasegar por estos sectores es de esperar que lo ponga al servicio tanto de la junta directiva como de la organización.  Este atributo es un factor muy importante a ser tenido en cuenta en el estudio de la hoja de vida y proceso de selección de los aspirantes.
  • Capacidad de liderazgo e inteligencia emocional. El director(a) ejecutivo(a) debe pensar y actuar no solo como un jefe, como una autoridad, ante sus subordinados, sino que, además, debe obrar como un verdadero líder que inspire, que motive a todas las personas de la organización a trabajar con entusiasmo, sano orgullo y sentido de pertenencia a la institución. Un líder que sea poseedor de una autentica inteligencia emocional, de mente abierta, de escucha activa, capaz de relacionarse de manera empática y con un absoluto respeto a la dignidad humana de las personas tanto de la junta directiva como de la organización. Y humildad y paciencia para aceptar la crítica constructiva de los miembros de la junta directiva y de sus empleados. La soberbia y la arrogancia no son conductas admisibles en un jefe y en un líder por cuanto son siempre malas consejeras que impiden tanto la escucha activa como la toma de decisiones.
  • La edad, el género y el nivel socioeconómico. Estas tres condiciones son características personales del director(a) ejecutivo(a) que la junta directiva tiene que considerar y llegar a un acuerdo unánime. ¿¡Es preferible una persona joven, un ejecutivo junior o una persona en edad madura, un ejecutivo senior? ¿Nos sentimos más cómodos con la presencia de un hombre, o de una mujer? ¿O no es indiferente el atributo del género? ¿Preferimos tener de director(a) a una persona de nuestro mismo nivel socioeconómico o no? Preguntas cuyas respuestas no se deben eludir o dar por hechas.
  • Remuneración salarial y condiciones laborales. La remuneración salarial, el régimen de prestaciones extralegales, los gastos de representación y la estabilidad son factores que cuentan mucho para asegurar que candidatos(as) idóneos y bien calificados se interesen por participar en la convocatoria para el cargo. Estos criterios deben de estar acordes con la importancia, el tamaño, la reputación institucional, las responsabilidades y retos que asumiría el candidato(a) elegido.
  • ¿Un director(a) ejecutivo(a) con carácter o un director(a) ejecutivo(a) de bolsillo?. Hay juntas directivas que funcionan con un estilo de corte autoritario o imperial por parte de su presidente(a) donde hay escasa o nula participación de sus integrantes. Bajo este estilo de gobierno solo es posible la contratación de un director(a) obediente y sumiso a las órdenes del presidente(a). No sirve a este tipo de junta directiva un director(a) con carácter, con el valor y la entereza de manifestar, abiertamente, sus ideas, conceptos y juicios ante el presidente(a), la junta directiva y el personal de la organización. Un director(a) de tal talante tardeo temprano entrará en conflicto y renunciará al cargo.

    Además de construir de manera colectiva entre los miembros de la junta el perfil para elegir al nuevo director(a) ejecutivo(a) debe de considerarse otras competencias específicas y particulares que son requeridas con la formulación de la estrategia de la organización tanto del presente como del futuro. Una vez finalizado el perfil y reunidas las competencias adicionales y especificas de la estrategia el siguiente paso es elegir y seleccionar la firma caza talentos para la búsqueda y la aplicación de las pruebas de aptitud y psicológicas que correspondan tanto individual como grupal. Una vez realizada la preselección de los candidatos(as) por parte de la firma caza talentos lo que sigue es la entrevista con la junta directiva de cada uno de los seleccionados. En este paso del proceso lo aconsejable es que cada candidato(a) presente a la junta directiva una propuesta de gestión en caso de ser elegido(a). La sustentación de la propuesta, tanto en su forma como en su contenido, revelará a los integrantes de la junta mucha información acerca de sus aspectos personales como de sus capacidades y talentos. Es de mucha importancia y trascendencia escuchar las impresiones y el concepto del presidente(a) frente a los candidatos(as) ya que es a él o a ella a quien le corresponderá establecer una relación y una comunicación más frecuente y estrecha en aras de mantener un liderazgo compartido.  Una vez discutidos los pro y contra de cada candidato(a) se procede a su elección y posterior comunicación al elegido o elegida. Es de cortesía dar los agradecimientos, por escrito a los candidatos(as) ya que en caso de no continuar con el elegido(a) queda el recurso de acudir a los no elegidos a sucederlo. Una vez aceptado el nombramiento y firmado el contrato se procede a la fase de inducción. Esta fase se facilita cuando el empalme se realiza con el director o la directora saliente o cuando el elegido es un profesional de la organización. Cuando no se dan las anteriores condiciones corresponde al presidente(a), a los miembros de la junta directiva y a el equipo de profesionales dar la inducción al nuevo director(a) ejecutivo(a). La inducción debe ser planeada y ordenada, con tiempo suficiente, para que el director(a) entrante logre conocer, de acuerdo al tamaño y complejidad de la organización, con la mayor profundidad posible todos los estamentos y áreas de la institución.

    Como puede apreciarse, la toma de decisión de seleccionar y elegir a un nuevo director(a) ejecutivo(a) requiere de tiempo, de construir un perfil lo más ajustado posible a las necesidades objetivas y a la cultura tanto de la junta directiva como de  la organización, a contratar los servicios de una firma caza talentos y luego  a interactuar con los candidatos o candidatas preseleccionados por la firma para conocerlos en persona y así proceder a  nombrar el que reúna el mayor número de características  y criterios  previamente acordados. Siempre en la toma de una decisión como esta hay luchar al error, a la equivocación, al constatar en la práctica y en el día a día porque tal vez no se tomó la mejor decisión. Tal hecho puede suceder porque no hay decisiones humanas cien por ciento infalibles. Lo que es cierto es que al proceder de acuerdo a lo propuesto se reduce el margen de error y de incertidumbre, que resulta mayor y más funesto cuando se procede con criterios meramente “amiguistas”, subjetivos, de conveniencias, de intereses particulares de miembros de la junta que lo sobreponen a los intereses, necesidades y conveniencias de la organización.