¿ASAMBLEAS CONFLICTIVAS, ASAMBLEAS PROTOCOLARIAS O
ASAMBLEAS DELIBERANTES?: ¿QUÉ CONVIENE MÁS AL GOBIERNO CORPORATIVO DE UNA ONG?
Luis Julián Salas Rodas
Sociólogo
Universidad Pontificia Bolivariana
Especialista y Magíster en Ciencias Sociales
Universidad de Antioquia
Magíster en Ciencias de la Educación
Universidad París XII
Luijus34@gmail.com
@LuisJulianSalas
Blogs en Google: Juntas directivas ONG; ONG y Gerencia
Social
Medellín - Colombia
Contenido
1.
Marco normativo de las asambleas de socios/as de las ONG en Colombia. 2
2.
Comité de Nominación y problemas de las asambleas de socios/as. 3
3.
Modelos de asociatividad en las ONG y su relación con el funcionamiento de las
asambleas: asambleas conflictivas y asambleas protocolarias. 4
4.
El Gobierno Corporativo y la gobernabilidad. 6
5.
La estructura social y la línea de autoridad en las ONG.. 7
6.
Los beneficios de una asamblea deliberante de socios/as en una ONG.. 8
Las
Organizaciones no Gubernamentales ONG, en Colombia, que hacen parte del sector
social y de las Entidades Sin Ánimo de Lucro ESAL, están sometidas a la Ley, a
la inspección, control, vigilancia y sanción por parte de las autoridades y
cobijadas tanto por el Código Civil y el Código de Comercio, y por tanto deben
estar debidamente formalizadas con una estructura organizacional de gobierno
con distintos estamentos. Generalmente la estructura organizacional la
conforman una asamblea de socios y socias, una junta directiva elegida por la
asamblea, un director/a ejecutivo/a, comités permanentes o ad-hoc, y un equipo
de profesionales y empleados a cargo de la dirección ejecutiva. En algunas ONG
es una junta administradora permanente, que hace las veces de asamblea general
y que mediante la cooptación elige y reemplaza a sus integrantes.
Los
estatutos y sus normas son las que rigen y regulan las relaciones entre los
estamentos, su funcionamiento, la elección de dignatarios, sus funciones, del
revisor fiscal y su suplente, la estructura organizacional, la cadena de mando,
la resolución de conflictos y la disolución y liquidación de la organización,
entre otras materias. Los estatutos deben ser observantes tanto de la Ley y de
las disposiciones comunes tanto del Código Civil y de Comercio. Las reformas
estatutarias deben ser aprobadas por una mayoría calificada y presentadas para
su refrendación ante la respectiva entidad oficial competente.
Las
asambleas, previo acatamiento del respectivo proceso, pueden ser de carácter
ordinario o extraordinario. Según la normatividad legal colombiana deben
reunirse por lo menos una vez al año, antes de terminar el primer trimestre,
para recibir y aprobar los informes sociales y financieros correspondientes a
la gestión de la junta directiva, a la dirección ejecutiva y a su equipo de
trabajo. La aprobación de los estados financieros y de la distribución de
excedentes, si los hay, se efectúan después de escuchar el dictamen positivo de
la revisoría fiscal. La convocatoria
debe realizarse con anticipación, según reza en los estatutos, y en ella
incluir la agenda de la asamblea que sigue, casi siempre, una agenda ya
establecido que incluye los ítems, de verificación de quorum, lectura y aprobación del día, la elección de
la comisión de revisión del acta, el nombramiento de presidente/a y
secretario/a de la asamblea, la presentación de los informes sociales y
financieros, la lectura del dictamen de la revisoría fiscal, su aprobación o
no, la elección o confirmación del revisor fiscal o su suplente, la fijación de
sus honorarios, la continuación sí o no en el Régimen Tributario Especial RTE
de la DIAN, y por último, proposiciones y varios.
Por
Ley, también, cada ONG, debe de llevar un libro de registro, actualizado, de
socios y socias. Las ONG, en sus estatutos, definen la calidad de sus
socios/as, si son fundadores, activos u honorarios. Bajo el principio
democrático, cada persona es un voto. En
las ONG de composición mixta, con personas jurídicas tanto públicas como
privadas opera el mismo principio. La representación puede ser presencial o ser
delegada de un socio a otro por medio de un poder escrito. Hoy gracias a los
medios tecnológicos de la Internet las reuniones de la asamblea, como de la
junta directiva, pueden ser mixtas con presencialidad y virtualidad de los
socios/as.
Un
aspecto crítico para el buen desempeño, participación y compromiso de un
socio/a de una asamblea en una ONG es la forma como se selecciona, se elige y
se realiza la inducción y el acompañamiento respectivo desde el momento mismo
de su creación. Son el fundador/a o el grupo inicial de fundadores quienes se
convocan y reúnen por afinidades, intereses, sueños e iguales motivaciones. El
paso del tiempo y el curso de vida tanto personal como institucional van
cambiando la composición de la asamblea fundacional. El relevo y la sucesión
generacional le va imprimiendo otro carácter y cultura organizacional a la
asamblea. Es normal que se presenten tensiones y conflictos entre los integrantes
fundacionales los denominados “históricos”, ya mayores, y los nuevos socios más
jóvenes. Un buen empalme generacional es la clave para la sostenibilidad y
permanencia de la ONG en el tiempo. Si se hace como es debido la organización
continua a pesar de la renuncia o muerte de sus socios/as fundadores.
No
hay un criterio único para decidir cuál el número ideal de socios/as que deben
conformar la asamblea. Eso depende de la antigüedad, del tamaño y la
complejidad de la organización. Lo que si es cierto es que entre más miembros
tenga la base gremial más difícil se hace la convocatoria, la asistencia y el
quorum necesario para deliberar y aprobar.
En
los Estados Unidos es muy común la practica en las ONG de establecer un Comité
de Nominaciones y Desarrollo del Voluntariado, conformado por socios/as, que
tienen como objetivo seleccionar y reclutar futuras personas para que hagan
parte de la asamblea, de acuerdo con un perfil establecido en cuanto a valores,
principios, ideología, conocimientos, experiencias, reconocimientos e intereses
deseados por la organización. Mediante encuestas y entrevistas, tanto
individuales como grupales se hace el proceso de selección para que luego, ya
sea la junta directiva o la misma asamblea decidan mediante votación, a favor o
en contra, la admisión de esa nueva persona a la membresía de la organización. Dicho Comité se encarga luego de la inducción
a los nuevos integrantes de la historia, políticas y principios
institucionales, direccionamiento estratégico, planes, proyectos y programas de
la organización, así como el de contar con una oferta atractiva y permanente de
cualificación del voluntariado. Si así actuaran la mayoría de las ONG,
independiente de su tamaño, se asegurarían de contar, siempre, con una base
informada y comprometida de socios/as, que serían la fuente ideal para nombrar
y remplazar a los miembros de la junta directiva cuando esta así lo requiera.
Uno
de los problemas más comunes, frecuentes y acuciantes en las ONG es la falta de
interés y de compromiso de sus socios/as tanto en la asamblea, como en la junta
directiva y los comités de trabajo. Esa es la queja más común de los directores
ejecutivos/as que reclaman más apoyo, acompañamiento y asesoría por parte de
los integrantes de la junta directiva. Duro decirlo, pero la falta de un
aliciente económico, la naturaleza de una acción voluntaria, sin remuneración.
u inciden en dicha situación; como también inciden la ausencia de un adecuado proceso
de selección, reclutamiento e inducción de los socios/as. Otro factor que
influye es la poca o nula información y llamados que durante el año hace a los
socios/as de la asamblea la junta y la dirección ejecutiva. Cuando esta se
limita, únicamente, a enviar una citación de convocatoria a la asamblea anual
reglamentaria y a ocuparse de que haya el suficiente quorum para su validación,
no puede demandarse que se manifieste poco interés en participar. Al socio/a
hay que mantenerlo motivado, informado, darle la oportunidad de pertenecer y
aportar sus conocimientos y experticias en los comités de trabajo, hacerle
sentir que su deseo de solidaridad ser y sentirse solidario con los más
necesitados de la sociedad es valorado y apreciado por la junta directiva y la
organización. Si el socio/a no percibe que su vinculación es percibida como
positiva la sociedad le ofrece la oportunidad de desvincularse de esa ONG para
hacerlo en otra ONG que si le ofrezca y permita la realización de sus
aspiraciones altruistas.
En
el modelo de asociatividad hay distintas posibilidades de conformar una ONG:
están las asociaciones, que son grupos de personas naturales o jurídicas que se
reúnen por compartir una misma filiación, gustos, intereses, oficios o
profesiones; las corporaciones, que son, también, grupos de personas naturales
y jurídicas que aportan su trabajo personal para el desarrollo de una misión y
objeto social; y están las fundaciones, que se conforman por la existencia de
unos bienes económicos que rentan o una voluntad testamentaria determinada para
cumplir determinados fines sociales y filantrópicos. En las corporaciones
existen, además, dos modalidades distintas en su sistema de Gobierno Corporativo:
las corporaciones donde los empleados fungen como miembros tanto de la asamblea
como de la junta directiva, es decir mantienen una relación laboral y militante
a la vez, donde la ONG se convierte en su proyecto de vida, y aquellas
corporaciones donde los socios miembros de la asamblea y de la junta directiva no
fungen como empleados de la corporación o perciben remuneración alguna. En
ambos modelos es clara la diferencia, en la forma como se ejerce el poder, la
autoridad, la gobernabilidad, la toma de decisiones estratégicas y operativas.
En la primera, los empleados al ser también socios activos están muy
involucrados, tienen mucha injerencia en el manejo de la organización por
cuanto adquieren un gran información y conocimiento y, por tanto, están
expuestos a conflictos de interés entre lo que más conviene a la organización y
lo que más conviene a los empleados. En este modelo se impone la negociación y
la búsqueda permanente, por parte de los directivos y empleados, de consenso para
la resolución de los conflictos, lo que hace lento, difícil y complejo la toma
de decisiones y el ejercicio de la autoridad. Y siendo la asamblea el máximo
órgano de decisión de una organización, recordemos que tiene la facultad de
disolver y liquidar la entidad, ésta se convierte, al igual que la junta
directiva, en otro espacio, otra instancia de lucha, para controvertir, para imponer
posiciones ideológicas, para instaurar facciones, bloques de poder. Asambleas
conflictivas que duran horas y horas agotadoras, que deben declararse en
asamblea permanente mientras resuelven los pleitos y las diferencias. Dichas disputas,
que en principio son expresión de un ejercicio democrático, pueden llegar a ser
pugnaces, hostiles y conllevar, incluso, a la división o fin de la ONG. Este es
uno de los riesgos latentes de las asambleas conflictivas. Deliberar, controvertir, polemizar son actos
que enriquecen el conocimiento y amplían la gobernabilidad democrática en una ONG,
pero, trenzarse en agrias disputas ideológicas y en rivalidades personales por
el poder y el control resulta nociva para un buen clima organizacional, funcionamiento
y sostenibilidad de la organización. Es preciso anotar que no en todas las
corporaciones donde los empleados son a la vez integrantes de los estamentos
directivos mantienen relaciones conflictivas y disputas por el ejercicio del
poder En esas corporaciones opera una cultura organizacional diferente, de buen
entendimiento entre los estamentos y de acatamiento a la cadena de mando, y
tienen los beneficios de contar con una asamblea deliberante de
socios/as.
Los
conflictos entre las relaciones intrapersonales no siempre pueden evitarse ya
que es consustancial a la condición humana la confrontación, la oposición y el
desacuerdo frente a ideas, opiniones, actitudes, comportamientos e intereses.
Cuando el conflicto busca causar daño o eliminar a la contraparte, ya sea
verbal o físicamente, el conflicto es dañino. Cuando los conflictos se resuelven
por vías pacíficas, sin acudir a la violencia, es porque se llegan a acuerdos
beneficiosos para las partes en litigio. Cuando en una organización se instalan
y se manifiestan los conflictos como forma predominante de relacionamiento de
roles y de grupos, resulta afectada tanto la comunicación, como la confianza y
la gobernabilidad haciendo muy difícil, complejo y desgastante el
funcionamiento y cumplimiento de los objetivos misionales.
Las
asambleas protocolarias, en cambio, son aquellas que se limitan a cumplir las
formalidades legales y estatutarias de la ONG. Son aquellas donde sus
integrantes, al tener poco compromiso, poco conocimiento y trato interpersonal,
escaso interés, precaria y fragmentada información, conocimiento y motivación
con el direccionamiento estratégico de la institución, y por ello, se limitan a
aprobar, de oficio, el desarrollo del orden del día l y en dos horas de sesión,
en promedio, concluyen la asamblea anual ordinaria. con. Este tipo de asamblea
es ausente de deliberación, de controversias, de debates, de propuestas. Sus
integrantes se limitan a una actuación pasiva, rutinaria, no saben, no son
conscientes y responsables que tienen un encargo fiduciario delegado por
el Estado y la sociedad de cuidar, de custodiar, de responder por el buen
empleo de un patrimonio económico y social al servicio de las comunidades. Y
expresión de ese desinterés y falta de compromiso son aquellos socios/as que
nunca se hacen presentes en las reuniones de la asamblea y que siempre delegan
su representación y voto en otro asociado/a. Y, que, además, mantienen en la
lista a socios/as siempre ausentes. De
papel, de florero, así también se denominan las asambleas protocolarias. En las
ONG donde prima este tipo de asamblea son la junta directiva y la dirección
ejecutiva quienes asumen la total gobernabilidad y toma de decisiones. Y en lo
que respecta a las asambleas de ONG conformadas, exclusivamente, por personas
jurídicas la situación es, aún, más grave, por cuanto a estas reuniones suelen,
asistir, generalmente, funcionarios delegados de los representantes legales,
personas que poca o nula información tienen del acontecer de la ONG.
¿Qué
conviene mejor, pues, a una ONG: ¿el tener una asamblea de socios/as conflictivas
o una asamblea de socios/as protocolarios. La respuesta es ni lo uno, ni lo
otro. Ambos extremos van en contra del buen Gobierno Corporativo de la ONG. Lo
que más conviene a las ONG son asambleas deliberantes. Se entiende como
Gobierno Corporativo:
Aquel sistema, conjunto de normas y órganos
de gobierno internos mediante el cual se dirige y controla la gestión de una
organización, bien sea de manera individual o dentro de un conglomerado, grupo,
o conjunto empresarial.
Y
se entiende por gobernabilidad como:
La
gestión de las tensiones que existen entre los intereses de la organización y
sus grupos de interés. (1).
La
Asamblea General, junto a la junta directiva conforman el nivel legislativo en
una ONG y hacen parte de la línea de autoridad. La línea de autoridad, conocida
como cadena de mando, hace referencia a los órganos de gobierno y a los niveles
de responsabilidad en la organización. En las ONG estos son: la Asamblea
General, la junta directiva, la dirección ejecutiva, los mandos medios y el
personal operativo. La siguiente ilustración da cuenta tanto de la estructura
social como de la línea de autoridad:

Lo que una ONG requiere para un
adecuado Gobierno Corporativo y gobernabilidad es que cada uno de sus
estamentos, sus instancias, cumplan, en forma ordenada, las expectativas y
funciones estatutarias aprobadas. Y los estamentos, las instancias están
conformadas por personas las cuales, también, deben conocer y desempeñar las
funciones, responsabilidades y competencias asignadas. La omisión de
responsabilidades y competencias tanto personales como estamentales hace
flaquear, debilitar tanto la gobernabilidad como todo el sistema de Gobierno
Corporativo.
Ni asambleas conflictivas, como
ya he señalado, ni tampoco asambleas pasivas, protocolarias, de papel o de
florero. Lo que se necesita, lo que se requiere son asambleas deliberantes,
que supervisen y exijan transparentes rendiciones de cuenta por parte de la
dirección y la junta directiva, que realicen control y vigilancia del
cumplimiento de los objetivos misionales, que sean observantes de la ética y
reputación institucional, cumplidoras de las normas estatutarias, dispuestas a
reformar los estatutos cuando así se requiera, conformadas por socios/as que se
conocen entre sí, con socios/as activos,
informados, motivados, comprometidos,
responsables, conscientes del encargo fiduciario que tienen , que no
temen o se cohíben de expresar sus opiniones, de entablar amigables
controversias y siempre dispuestos a aportar, a dar lo mejor de sí para
el cumplimiento de la misión de la ONG a la que pertenece.
Bibliografía
(1).
Gestión del Gobierno Corporativo. Experiencia de la Cámara de Comercio de
Medellín para Antioquia – CCMA. Colegio de Estudios Superiores de
Administración. CESA. 2018. Op.Cit: Pág:43.
Gobierno
Corporativo: en las entidades sin ánimo de lucro en Colombia. Juan David Aristizábal Ospina, Alexander Guzmán
Vásquez, María Andrea Trujillo Dávila. Bogotá. Colegio de Estudios Superiores
de Administración – CESA. 2019.
Entidades
Sin Ánimo de Lucro: asociaciones, fundaciones y corporaciones. Liliana María Castillo Restrepo y otros. Cámara de
Comercio de Medellín para Antioquia. Medellín. 2009.
Juntas
directivas, liderazgo y gobernabilidad democrática en las ONG. Guía para el
fortalecimiento. Luis Julián Salas
Rodas. Fundación Bien Humano. Medellín. 2014.